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POEMAS

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SANADOR DE LA MONTAÑA

No me interesa cómo te ganas la vida, 
quiero saber qué añoras y si 
te atreves a soñar con unirte 
al anhelo de tú corazón. 
No me interesa tu edad 
quiero saber si te arriesgarías 
a parecer un tonto por amor 
por tus sueños 
por la aventura de estar vivo 
Quiero saber si puedes encontrarte 
con el dolor tuyo y mío 
sin moverlo, ni esconderlo 
Quiero saber si puedes estar 
en la alegría tuya y mía 
abandonarte a la danza y dejar que el éxtasis te llene hasta 
la yema de los dedos, de los pies 
y de las manos 
sin advertirnos 
que tengamos cuidado 
que seamos realistas 
que recordemos las limitaciones 
del ser humano 
Quiero saber si puedes estar solo y si te gusta. 

ORIAH - (indio americano)

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SANAR

Dime cuánto peso cargas de experiencias no sanadas,
y te mostraré la razón de tus dolores de espalda.

Dime cuántos pensamientos negativos tienes cada día,
y te mostraré la razón de tu mal humor y tu migraña.

Dime cuánto tiempo hace que no caminas por la montaña,
y te mostraré la razón de porqué te sientes desanimada y cansada.

Dime cuál es la última vez que viste salir el sol por la mañana,
y te diré por qué las noches se te hacen tan largas.

Dime cuánto tiempo hace que no escuchas a tu alma,
y te diré el porqué de ti misma te sientes desconectada.

Dime cuánto tiempo te pasas delante de una pantalla,
y te diré por qué has perdido y no encuentras tu magia.

Dime porque tienes tanta necesidad de por los otros sentirte aceptada,
y te diré por qué te sientes tan decaída y desvalorizada.

Háblame de todas tus emociones, dolencias y heridas,
y encontraremos dentro de ti, toda la medicina.

ARNAU DE TERA 
 

A VECES

A veces, sólo a veces...
Retirarse no es rendirse,
ni estar en contra es agredir.
Cambiar no es hipocresía
y derrumbar no es destruir.
Estar a solas no es apartarse,
y el silencio no tener qué decir.
Quedarse quieto no es por pereza,
ni cobardía es sobrevivir.
Sumergirse no es ahogarse,
ni retrocedes para huir.
No se desciende trastabillando,
ni el cielo ganas por bien sufrir.
Y las condenas no son eternas,
ni por perdones vas a morir.
A veces, sólo a veces...
Hace falta lograr soltarse,
izar las velas, abandonarse,
dejar que fluya, que el viento cambie,
cerrar los ojos y enmudecer.

DIEGO ESCAÑO

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